Fuente: Not a blog
Fuente: Not a blog
Querido George:
Ante todo, quería transmitirte todo mi ánimo por lo sucedido recientemente en la WorldCon. No debe ser fácil que te digan a la cara que te queda poco tiempo de vida para finalizar tu saga más conocida, Canción de hielo y fuego. Al igual que en tus libros, parece que tampoco nos podemos librar de los psicópatas en la vida real. Al menos, en este caso, el chaval no está al mando de ningún reino o ejército.
Sé que todo cambió a partir de la serie de televisión de Juego de tronos. Ya antes habías trabajado en este medio como guionista y supongo que trasladar ese mundo tan rico desde tu imaginación a la pequeña pantalla se convirtió en un sueño hecho realidad. ¡Y de qué manera! Audiencias y beneficios millonarios, ruedas de prensa por todo el mundo, críticas positivas para la adaptación televisiva de una novela-río complicadísima de adaptar...
Es normal que por aquel entonces (2011) le dedicaras menos tiempo a Vientos de invierno y a Sueño de primavera, el sexto y séptimo libro, respectivamente, de la saga. Estas últimas novelas deberían encaminar las múltiples líneas argumentales de tus personajes más queridos hacia un final satisfactorio... Pero, reconozcámoslo, George, los cantos de sirena del mundo de la farándula son poderosos y quién no se habría dejado engatusar por los halagos y, cómo no, el tintineo del oro.
La serie fue engrosando su audiencia hasta límites insospechados en una producción televisiva. Murió de éxito, como se suele decir. Sé que en el fondo piensas lo mismo, que David Benioff y D. B. Weiss (D&D) metieron la pata hasta el fondo con la última temporada, aunque no lo hayas expresado públicamente. El material de tus libros se iba acabando y tenían prisas por darle carpetazo a la serie con las notas (cada vez más escasas) que les ibas pasando antes de ponerse manos a la obra con Star Wars. La fuerza no los acompañó, desafortunadamente, ni en Poniente ni en Tatooine. Sospecho que querías acabar tu obra magna de la misma forma que D&D... Cuando viste la reacción de la audiencia ante el despropósito de los últimos capítulos, tal vez fuiste consciente del naufragio de tu propia obra. Y ya sabemos que en literatura (como en tantas otras cosas) lo importante no es la llegada, sino el devenir del camino. Pero, claro, no es fácil contentar a millones de lectores (reconvertidos en espectadores) ávidos de que mejores aquello que, tal vez, no era tan fácil de arreglar.
Aun así, querido George, desde aquí te animo a que continúes escribiendo. Olvida a los cretinos que por internet te critican por no finalizar su saga favorita de fantasía. Parece que descubran ahora que existen sagas, pentalogías o trilogías o inconclusas. Acabo de leer El caballero de los siete reinos y he vuelto a disfrutar con la calidad de tu prosa. No se necesitan miles de páginas para desarrollar un conflicto (Brandon, también me acuerdo de ti, no creas; ya te escribiré una carta) ni para hacer que los personajes te importen. Tan solo una historia impecablemente escrita sobre un caballero andante y su escudero deambulando por un cruel y rico mundo de fantasía que es tan tuyo como del resto de lectores que, pese a todo, te admiramos.
Atentamente,
Alfonso