1992 es una fecha señalada. Sin embargo, no solo estoy pendiente de la Expo de Sevilla y de los Juegos Olímpicos de Barcelona (yo también me trago que la flecha acierta en el pebetero). Resulta que un amigo mío de la infancia me enseña a jugar a Dungeons & Dragons, en concreto, la 2ª edición, que fue publicada en España por TSR. Jugamos a partidas en las que él improvisa buena parte de los sucesos de la trama y nos lo pasamos genial. Enseguida me doy cuenta de que quiero hacer eso mismo: inventar una historia y sentirla viva a través de las interacciones con los demás jugadores. En ese preciso instante se planta la semilla. No he podido dejar de contar historias desde entonces.

Recién entrado el siglo XXI me licencio en Filología Hispánica y comienzo a dar clases de Lengua Castellana y Literatura. Continúo escribiendo cuentos y uno de ellos me inspira para escribir mi primera novela: El remo de Caronte. Unos años más tarde terminaría la segunda novela, Ecos de Sarajevo. Actualmente continúo con las aficiones que me han apasionando desde siempre. Todas ellas tienen en común, de una u otra forma, la narrativa: lectura, cine, videojuegos y, obviamente, juegos de rol.