La escritora echó mano al bolso. De él extrajo una pistola de pequeño calibre. Recordaba a un revólver antiguo, como de los años veinte. Pensó que tal vez una buena manera de comenzar la novela sería con un asesinato.
La escritora echó mano al bolso. De él extrajo una pistola de pequeño calibre. Recordaba a un revólver antiguo, como de los años veinte. Pensó que tal vez una buena manera de comenzar la novela sería con un asesinato.
El café los personajes sin alma es en realidad el título del último de los cuentos de esta antología. Todos han sido escritos a lo largo de los últimos años (muchos ya, de hecho). Los nueve primeros ya fueron recogidos en su día en un libro titulado Cuentos fantásticos para un mundo en crisis, publicado en formato de libro electrónico. El resto los fui escribiendo, enviando a concursos y almacenando en el disco duro de mi ordenador... hasta que he decidido publicarlos todos juntos.
Según el género, se pueden clasificar del siguiente modo:
Ciencia ficción: Un problema de distancias cortas, Sin ánimo de lucro, El largo viaje, Error en la sintaxis del comando, Casus belli, Los dioses buenos no juegan a los dados, El beso de Antea, La huida de los miserables, Las bombillas suelen colgar del cielo.
Fantasía: La mercancía perdida, El contador de historias, El reloj del adiós, Comedia moderna, De vuelta a casa, Aquellos labios desconocidos, El universo encerrado, Otro café, por favor, Debajo del gran castaño, No hay alternativa, Paredes de papel, El café de los personajes sin alma.
Crimen y misterio: El político, Una clase elemental, La confesión del difunto, Pecado capital, Barrios, Nicho de mercado, Un juramento peligroso.
Terror: Psicópata, El placer de los ancestros, El después, ZombIES.
Sentimental/realista: En la cafetería por siempre, El ascensor, La débil luz del ocaso.
Fantasía épica: La corona de las doce gemas, Maldito brujo.
Tras revisarlos y corregirlos de nuevo me he topado con algunos cuentos que había denostado en su momento. Sin embargo, la relectura ha hecho que me sorprenda al descubrir más virtudes que defectos en la mayoría, lo cual me ha animado a publicarlos de esta manera. Tengo mis favoritos, como es lógico, pero no sería apropiado comentarlo. Siempre es mejor que el lector o lectora traten de averiguarlo por sí mismos.